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“Sin emociones no se puede sobrevivir, las emociones
están al comienzo y el final de cada proyecto. Es muy malo dejarse controlar
por las emociones, pero es peor no tenerlas” Edward Punset.
Las emociones han resultado útiles para la
supervivencia, hay bastantes teóricos que han escrito entorno a la emoción que
es uno de los ejes que nos define como humanos, median nuestro comportamiento y
se convierten en un aspecto social importante (cerebro social) (Manes, F. 2012)
y por lo tanto un aspecto de supervivencia fundamental. Ekman es un psicólogo
estadunidense que encontró que el componente inicial de las emociones esta en
lo biológico y luego lo social. De esta manera
Ekman citado por Dylan Evans (2002), por medio de estudios en múltiples
culturas clasifica las emociones en emociones primarias (ira, miedo, felicidad,
tristeza, sorpresa, asco) y emociones secundarias (celos, vergüenza, culpa,
orgullo, amor, desconcierto, envidia).
Desde una aproximación filosófica Aristóteles decía que la mente actuaba como un carruaje
que era conducido por dos caballos uno bueno (componente afectivo) y el malo
(componente apetitivo). La emoción es toda afección acompañada de placer o de
dolor, y en la que el placer y el dolor son la advertencia del valor que tiene
la vida para la situación misma según Aristóteles (EMP, Neurociencias. 2014).
Siguiendo la idea del video de EMP, Neurociencias nos expone, Descartes postula
el dualismo ontológico donde el alma y el cuerpo están separados, el alma es
intangible, eterna, divina y el cuerpo terrenal e imperfecto.
Por otro lado,
la visión de Baruch Spinoza planteaba que la mente
humana es el ideal del cuerpo humano. Es importante mirar que el estudio
filosófico dio origen al estudio psicológico de la emoción, donde Paul Broca en
1898 le dio nombre del “gran lóbulo límbico” a la región medial del cerebro que
forman un limbo o anillo alrededor del tallo cerebral. Philip Bard mas adelante
en 1928 señala el hipotálamo como centro crítico para la coordinación del
comportamiento emocional en base a investigaciones hechas con gatos, Bard
concluye que la expresión de los componentes coordinadas no implica
precisamente procesos corticales pero si al hipotálamo. En 1949 Walter R. Hess
experimentaba en gatos despiertos y de esta manera encontró diferentes
reacciones emocionales de rabia e ira y su opuesto estimulando el hipotálamo en
diferentes zonas (EMP, Neurociencias. 2014).
En 1937 James Papez postula la teoría
del circuito de la neuroanatomía funcional de la emoción (imagen 2). Hasta el día
de hoy sigue vigente con algunas modificaciones que incluye la amígdala, ya que
no se encontró en la teoría de Papez y es otra parte importante que se integra
con el cerebro emocional. Fueron Kluver y Bucy en 1939 quienes
se dieron cuenta de la importancia de la amigadla por experimentos con monos
(EMP, Neurociencias. 2014).
http://fclass.vaniercollege.qc.ca/~winstanf/images/Papez_circuit_Dalgleish.jpg
El día de hoy se conoce el sistema
límbico integrado por el tálamo, la amígdala cerebral (núcleo lateral, núcleo basolateral,
núcleo central), hipocampo, hipotálamo (núcleo paraventricular, núcleo
supraoptico), cuerpo calloso, septo y mesencéfalo que se relacionan con la
atención, la emoción, la memoria y los instintos sexuales (EMP,
Neurociencias. 2014).
Terminando, se entra al tema del aprendizaje y la
emoción donde con base a lo anterior y a lo socializado en el semillero de
neurociencias, se expone que no se debe seguir pensando que el aprendizaje está
separado de la emoción, ya que en un aula de clase los docentes y alumnos
interactúan aprendiendo el uno del otro (Peire, J. citando a Immordino-Yang
& Faeth., 2013). Por otro lado, Peire citando a Espinosa (2013) expone que
hay una relación triangular entre la psicología (mente y comportamiento),
neurociencias (cerebro y su funcionamiento) con la educación, que es donde se
da el aprendizaje. Así se observa y se debe tener en cuenta que los procesos
cognitivos están influenciados y enlazados con los procesos emocionales (Peire,
J. citando a Immordino-Yang & Damasio., 2003), lo que hace pertinente el
incorporar la emoción y la regulación
emocional al aprendizaje y así potenciarlo para lograr un equilibrio. Para
finalizar, hay que resaltar que las emociones son un constructo emocional que
reúne la experiencia cognitiva, la expresión somática o cambio fisiológico y el
impulso a la acción (Peire, J., 2003), lo que destaca el impacto que tienen las
emociones a la hora de aprender algo determinado.